Las probabilidades de una mujer de tener un hijo con defectos de nacimiento en los riñones y en el tracto urinario son más altas si ella es obesa, sugiere una investigación reciente.
Esos defectos incluyen nacer con un solo riñón, tener inflamación de los riñones o agrandamiento de los uréteres, los tubos por los que fluye la orina, apuntó el investigador líder, el Dr. Ian Macumber, nefrólogo pediátrico del Hospital Pediátrico de Seattle.
"Mientras más averiguamos sobre la obesidad, más averiguamos lo problemática que es para la salud pública", comentó.
Las investigaciones anteriores han vinculado la obesidad materna con defectos cardiacos, defectos del tubo neural, como la espina bífida, y otras afecciones de salud en los recién nacidos.
El descubrimiento de un vínculo con los defectos congénitos renales y del tracto urinario es más reciente. "Encontramos una asociación significativa entre la obesidad materna y el riesgo de esas anomalías", dijo Macumber.
Aunque el estudio encontró un vínculo entre la obesidad materna y ciertos defectos congénitos, no estableció causalidad.
Los tipos de defectos que Macumber y sus colegas evaluaron se diagnostican en hasta un uno por ciento de los embarazos, y algunas afecciones son más graves que otras. Los defectos conforman alrededor de un 20 a un 30 por ciento de todas las anomalías del embarazo, dijo.
Y el riesgo de esos defectos aumentaba junto con el nivel de obesidad, halló el estudio.
Al observar los registros del peso previo al embarazo, los investigadores encontraron que las madres que tuvieron a los bebés con los defectos congénitos tenían casi 1.3 veces más probabilidades de ser obesas que aquellas cuyos bebés no presentaron los defectos renales y del tracto urinario.
La obesidad se basó en el índice de masa corporal (IMC), un cálculo que toma en cuenta la estatura y el peso. Se considera obesa a una persona cuando tiene un IMC de 30 o más. Por ejemplo, una mujer de 5 pies y 4 pulgadas (aproximadamente 175 cm) que pese 180 libras (92 kilos) tiene un IMC de 30.9 y se considera obesa.
Debido a que los investigadores utilizaron los códigos de los hospitales, no pudieron determinar qué defectos eran los más comunes, o qué tan graves eran.
Macumber apuntó que se desconoce el mecanismo responsable de la asociación.
"Sin duda hay preguntas sobre si la insulina podría tener algo que ver", planteó. Las mujeres embarazadas con sobrepeso podrían tener resistencia a la insulina, una afección en que el cuerpo no responde bien a la hormona insulina, y el azúcar en sangre tiene menos posibilidades de entrar en las células, explicó.
Otro experto elogió la investigación.
"Estudios como este son realmente importantes", aseguró el Dr. David Méndez, médico encargado del Hospital Pediátrico de Miami y neonatólogo. Pero todavía no se sabe si la obesidad en realidad provoca esos defectos congénitos, añadió.
Méndez dijo que la lectura de los expedientes, aunque tiene un alcance limitado, "es una herramienta investigativa vital" y un buen punto de inicio.
Idealmente, las investigaciones futuras darían seguimiento a las madres durante el embarazo, rastreando su peso y la salud de sus recién nacidos, observando el vínculo desde el principio, planteó.
Mientras tanto, Méndez aconseja una buena dieta, ejercicio si lo aprueba el médico de la mujer, y otros buenos hábitos de salud. "Las cosas que hacen que usted se sienta bien harán que el bebé se sienta bien", les dice a sus pacientes.
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