Según un estudio del CSIC y el Hospital Universitario Fundación de Alcorcón detectan los mayores problemas infecciosos de un hígado graso.
Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Hospital Universitario Fundación de Alcorcón, en Madrid, ha estudiado cómo afecta la obesidad a las principales rutas metabólicas del hígado y a la respuesta inmune, entre otros factores.
Los resultados, publicados en Journal of Endocrinology, muestran que un hígado graso no responde ante un estímulo inflamatorio agudo, como una infección bacteriana, del mismo modo que un hígado sano.
Esta respuesta podría ser una de las claves del proceso que hace que la enfermedad del hígado graso no alcohólico se convierta en cáncer hepático.
"La obesidad es la principal causa de la enfermedad del hígado graso no alcohólico", explica el investigador del CSIC Antonio Figueras, del Instituto de Investigaciones Marinas. Para estudiar las afecciones que provoca el hígado graso, los investigadores modificaron la dieta de peces cebra.
El grupo de peces sobrealimentados desarrolló obesidad, mostró signos de inflamación de hígado progresiva y experimentó una regulación génica similar a la observada en humanos.
Estudios de este tipo ayudan a entender cómo un proceso presuntamente benigno puede complicarse hasta producir un riesgo importante para la salud. "De esta forma, podría mejorarse el tratamiento", concluye Figueras
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