Un estudio sueco encontró que fondaparinux es efectivo y reduce el riesgo de sangrado.
Un anticoagulante que ya se usa para tratar coágulos sanguíneos peligrosos en las extremidades y en los pulmones parece ser más seguro para el tratamiento de ciertos ataques cardíacos que el anticoagulante más potente que se ha usado de forma tradicional, encontró un nuevo estudio sueco.
Los pacientes que recibieron fondaparinux para tratar un tipo específico de ataque cardíaco conocido como infarto de miocardio sin elevación del segmento ST (IMSEST) tuvieron un riesgo más bajo de sangrado mayor y muerte en comparación con los pacientes que recibieron heparina. La heparina es el anticoagulante usado comúnmente por los médicos en los casos de ataque cardíaco, según el estudio, que aparece en la revista Journal of the American Medical Association.
Estos hallazgos, obtenidos de una gran base de datos de expedientes de salud suecos, confirman los resultados de un ensayo clínico de 2006 que mostraron que el fondaparinux podía usarse para tratar de forma segura y efectiva a esos tipos de ataques cardíacos, señaló la autora líder, la Dra. Karolina Szummer, del Instituto Karolinska, en Estocolmo.
"Para la persona promedio, esto es una buena noticia", dijo Szummer, y anotó que los resultados se basan en el uso general de fondaparinux para tratar ataques cardíacos en Suecia en un ámbito del "mundo real", y no en un ensayo clínico en que los pacientes se eligieran al azar para recibir el fármaco.
Cuando durante el curso regular de tratamiento los médicos suecos eligieron utilizar fondaparinux para tratar el ataque cardíaco, "los resultados persistieron con una mejor supervivencia y menos eventos de sangrado", señaló.
El fondaparinux ya está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. para su uso en el tratamiento de los coágulos sanguíneos en la profundidad de las venas de las piernas (trombosis venosa profunda) y en los pulmones (embolismo pulmonar), comentó el Dr. Mark Creager, presidente electo de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association).
Por tanto, los médicos de EE. UU. pueden elegir el fondaparinux como fármaco "fuera de etiqueta" para las personas que sufren un ataque cardíaco, añadió Creager, director del centro vascular del Hospital Brigham and Women's y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston.
La FDA aprobó al fondaparinux (Arixtra) en 2001, y en EE. UU. hay una versión genérica del fármaco disponible desde 2011, según los registros de la agencia.
"Según el ensayo clínico anterior y este estudio, sería razonable considerar el uso de fondaparinux como alternativa a la heparina para reducir el riesgo de sangrado y muerte en los pacientes de este tipo de ataque cardíaco", apuntó Creager.
Szummer apuntó que las directrices europeas y estadounidenses de cardiología ya recomiendan el fondaparinux para tratar los ataques cardíacos, aunque la FDA no lo haya aprobado para ese uso.
Para el nuevo estudio, Szummer y sus colaboradores analizaron los expedientes médicos de más de 40,000 pacientes suecos que sufrieron ataques cardíacos clasificados como IMSEST entre septiembre de 2006 y junio de 2010.
Los ataques cardíacos ocurren cuando un coágulo sanguíneo obstruye el flujo de sangre rica en oxígeno al corazón. Si el flujo sanguíneo no se restaura con rapidez, el músculo cardíaco empieza a morir.
Un IMSEST conlleva un bloqueo parcial o temporal del vaso sanguíneo que conduce al corazón, en lugar de un bloqueo completo. Alrededor de dos tercios de los ataques cardiacos en EE. UU. son IMSEST, dijo el Dr. Richard Kovacs, presidente del la Iniciativa de Anticoagulación del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology) y cardiólogo de Indiana University Health, en Indianápolis.
Los médicos usan anticoagulantes para destruir esos coágulos sanguíneos. Pero los fármacos pueden provocar un sangrado peligroso que aumenta el riesgo de muerte en los pacientes de ataque cardíaco, anotaron los autores en la información de respaldo.
En este estudio, alrededor del 36 por ciento de los pacientes suecos recibieron fondaparinux y el 64 por ciento recibieron heparina, informaron los autores del estudio.
Los investigadores hallaron que ocurrieron menos eventos de sangrado grave en el hospital entre los pacientes tratados con fondaparinux, el 1.1 frente al 1.8 por ciento en los pacientes que recibieron heparina.
La muerte también fue menos frecuente en los pacientes de fondaparinux durante el tratamiento en el hospital: el 2.7 por ciento de todos los casos, frente al 4 por ciento en el grupo de heparina.
Las diferencias en los eventos de sangrado importante y muertes entre los dos tratamientos se sostuvieron firmes en los seguimientos a 30 días y a 6 meses, según los hallazgos.
Fondaparinux y heparina fueron más o menos iguales en cuanto a la efectividad. La tasa de ataque cardíaco recurrente en el grupo de fondaparinux fue del 9 por ciento, frente al 9.5 por ciento en el grupo de heparina a los 30 días, y del 14 frente a casi el 16 por ciento a los seis meses. La tasa de accidentes cerebrovasculares fue baja en ambos grupos, según el estudio.
Las directrices estadounidenses de cardiología permiten el uso de fondaparinux, pero califican la evidencia que respalda al fármaco con una B, "lo que significa que es un poco menos potente que otros anticoagulantes recomendados para el ataque cardíaco", dijo Kovacs.
Estos resultados podrían llevar al grupo de trabajo que fija las directrices de tratamiento para el ataque cardíaco a reconsiderar al fondaparinux, aseguró Kovacs.
"Creo que los médicos lo considerarán entre sus opciones de tratamiento, pero hasta que llegue a nuestra directriz como lo ha hecho en Europa, probablemente no haya un cambio profundo", planteó Kovacs.
Pero otro problema podría impedir el uso generalizado del fondaparinux en EE. UU.
Alrededor de dos tercios de los pacientes de IMSEST en Estados Unidos se tratan con cateterismo cardiaco, y cuando se utiliza esa técnica los médicos tienen que añadir un anticoagulante adicional si ya están utilizando el fondaparinux, apuntó Kovacs.
"Eso podría influir las decisiones aquí, en comparación con Europa", donde el cateterismo se usa con menos frecuencia, señaló.
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