La supervivencia libre de progresión duró casi cinco veces más en las personas que recibían el tratamiento - Traducido del inglés.
Un nuevo fármaco para el cáncer de tiroides puede retrasar la progresión de la enfermedad casi cinco veces más que un placebo en las personas con cáncer recurrente, según los resultados de un nuevo ensayo clínico.
El fármaco oral, lenvatinib, es una terapia dirigida que combate al cáncer al impedir el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos que podrían ayudar a alimentar al cáncer, señalaron los investigadores.
El lenvatinib retrasó la progresión del cáncer avanzado de tiroides en 18 meses, frente a cuatro meses en los pacientes tratados con un placebo, según el ensayo.
"Es una época alentadora para el avance en el tratamiento de los pacientes de muchos tipos distintos de cáncer", aseguró el Dr. Gregory Masters, que trabaja en las nuevas terapias dirigidas. Masters es oncólogo del Sistema de Atención de la Salud Christiana en Newark, Delaware, y miembro de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (American Society of Clinical Oncology).
"Estamos alcanzando una mayor comprensión de las vías mediante las cuales estos cánceres crecen, y estamos usando esa comprensión para bloquear esas vías", dijo Masters, que no participó en el estudio.
Los resultados del estudio, que fue financiado por el fabricante de medicamentos Eisai, aparecen en la edición del 12 de febrero de la revista New England Journal of Medicine.
Históricamente, el yodo radioactivo ha sido el único tratamiento disponible para las personas con cáncer de tiroides avanzado, apuntó el líder del estudio, el Dr. Steven Sherman. Sherman es vicerrector asociado de investigación clínica, y profesor y catedrático de Neoplasia Endocrina y Trastornos Hormonales del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas, en Houston.
Desafortunadamente, más de la mitad de los pacientes no responden al tratamiento con yodo radioactivo, apuntó Sherman en un comunicado de prensa del centro. Además, los cánceres de tiroides tienden a desarrollar resistencia al yodo radioactivo con el tiempo, haciendo que la terapia sea cada vez menos efectiva.
"Ha sido una enfermedad muy difícil de tratar una vez se hace resistente al yodo radioactivo", comentó Masters.
El lenvatinib debe esperar la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de EE. UU. contra el cáncer de tiroides, señaló Masters. Otro fármaco dirigido, el sorafenib, que funciona al fomentar la muerte temprana de las células de cáncer, fue aprobado por la FDA en 2013 para el tratamiento del cáncer de tiroides.
El ensayo clínico internacional para lenvatinib inscribió a casi 400 pacientes de 21 países, todos con un cáncer de tiroides que se había propagado y hecho resistente al yodo radiactivo.
Los investigadores trataron a 261 pacientes con lenvatinib, y 131 recibieron un placebo. Cuando su cáncer comenzó a progresar de nuevo, los pacientes del grupo del placebo pudieron recibir el lenvatinib.
Además de un aumento de casi cinco veces en la supervivencia libre de progresión, el fármaco también pareció ser útil para tratar a más pacientes. Alrededor de dos terceras partes de los pacientes que recibieron lenvatinib respondieron de forma total o parcial al medicamento.
"En nuestro estudio, no solo observamos una mejora dramática en la supervivencia libre de progresión, sino que también hubo una tasa de respuesta del 65 por ciento, unos resultados casi sin precedentes para los pacientes de cáncer de tiroides con una enfermedad tan avanzada", dijo Sherman.
El ensayo clínico no observó ninguna mejora en la supervivencia general gracias al lenvatinib. Pero Masters cree que el fármaco no puede hacer otra cosa que mejorar la supervivencia general de los pacientes, dado que es efectivo al detener la progresión del cáncer.
"Es casi seguro que una mejora significativa como esta en la supervivencia libre de la enfermedad en última instancia se traduzca en la supervivencia general", planteó. "A veces no se ve una mejora en la supervivencia general porque no se siguió el tiempo suficiente a los pacientes".
Sin embargo, el lenvatinib sí tiene algunos efectos secundarios graves. Más del 40 por ciento de los pacientes que recibieron lenvatinib experimentaron algún tipo de reacción mientras tomaban el fármaco.
La hipertensión fue el efecto secundario más común, ya que ocurrió en dos de cada tres de los pacientes que experimentaron una reacción al medicamento. Otros efectos secundarios incluyeron diarrea, fatiga, náuseas y un descenso en el apetito y el peso.
Hubo muertes relacionadas con los efectos secundarios. Se determinó que 6 de las 20 muertes que ocurrieron en el periodo del tratamiento se relacionaban con el fármaco. Además, 37 pacientes descontinuaron el fármaco debido a los efectos adversos, según el estudio.
Sherman y Masters dijeron que esos efectos secundarios se pueden manejar, al ajustar la dosis o al tratar cada uno de los efectos secundarios como síntomas individuales. Por ejemplo, se pueden administrar antihipertensivos a los que tengan hipertensión por el lenvatinib.
Pero habrá que sopesar el impacto de esos efectos secundarios sobre la calidad de vida de un paciente, además del efecto todavía desconocido del medicamento sobre la supervivencia general, comentó el Dr. Len Lichtenfeld, subdirector médico de la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society).
"Estos resultados son impresionantes, hasta donde llegan, lo que significa que todavía no sabemos si mejora la perspectiva de supervivencia de estos pacientes", dijo Lichtenfeld. "No sabemos si ayudará a las personas a vivir más, y dados los efectos secundarios, no sabemos si les ayudará a vivir mejor".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Gregory Masters, M.D., oncologist, Christiana Care Health System, Newark, Del.; Len Lichtenfeld, M.D., deputy chief medical officer, American Cancer Society; Feb. 12, 2015, New England Journal of Medicine
HealthDay
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