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Sufro eyaculación precoz. ¿Y ahora que hago?


La eyaculación precoz es una falta de control sobre el reflejo eyaculatorio, por tanto, es un trastorno de la fase del orgasmo durante la relación sexual. 




La eyaculación precoz primaria se refiere a aquélla que ha existido siempre, es decir, el individuo nunca ha controlado la eyaculación. La eyaculación precoz secundaria ocurre cuando se instaura en un momento determinado de la vida del individuo. 

En una relación sexual normal, la excitación en el hombre aumenta progresivamente hasta la fase llamada meseta, disfrutando de su placer sexual hasta el momento que de forma voluntaria llega al clímax. El eyaculador precoz no puede permanecer en la fase de meseta, sino que existe una excitación rápida y una eyaculación involuntaria y temprana. 

Para solucionar este problema se suele utilizar el procedimiento desarrollado por Masters y Johnson (1970), que ha demostrado ser muy eficaz en el tratamiento de la eyaculación precoz, ya que según un estudio llevado a cabo por Kilmann y Auerbach en 1979, la tasa de éxito terapéutico se situaba entre el 90 y el 98%. 

Es importante que el especialista realice un buen diagnóstico, ya que en muchas ocasiones, el problema se produce por desconocimiento y/o mala información sexual. 

La técnica que exponemos a continuación debe de ser prescrita por un especialista que garantice su correcta aplicación y que realice los ajustes oportunos en cada fase de la técnica. 

Fases, procedimiento y temporalización de la técnica: 



1. Práctica de la técnica de compresión. 


La técnica de compresión consiste en que el pulgar de la mujer se apoye en el frenillo (cara inferior del pene), y los dedos índice y medio se coloquen en la cara superior del mismo (cada uno al lado del surco balanoprepucial). Para una correcta aplicación, la mujer debe colocarse apoyada en el respaldo de la cabecera de la cama y con las piernas estiradas y abiertas; el hombre descansa sobre la espalda con la cabeza dirigida hacia los pies de la cama, su pelvis queda colocada entre las piernas de ella. 

Desde esa posición la mujer manipula con comodidad los genitales del hombre. Cuando el varón alcanza la sensación de inevitabilidad eyaculatoria, la mujer debe presionar, durante 3 o 4 segundos el pene, con fuerza y tal como se ha descrito, impidiendo así la eyaculación. 

Cuando el hombre responda a la presión ejercida perderá inmediatamente su urgencia de eyacular y disminuirá del 10 al 30% su erección total. Se dejará descansar 15-30 segundos y se comenzará de nuevo la estimulación de los genitales del varón, procediendo igual que anteriormente ante la nueva inevitabilidad eyaculatoria. Este ejercicio se desarrollará durante 15 a 20 minutos, durante tres días. 

2. Introducción vaginal del pene sin movimiento. 

El varón se acostará de espaldas y la mujer se colocará encima de él apoyada en las rodillas y rodeando con las piernas al varón. En esta posición la mujer introducirá el pene en su vagina y lo mantendrá en su interior sin realizar ningún movimiento mientras el varón controla e impide la eyaculación. 

Si el varón nota que su nivel de excitación hace peligrar el control de la eyaculación debe advertirlo de inmediato a la mujer y ésta, después de extraer el pene, aplicará la técnica de compresión durante 3 o 4 segundos. Una vez conseguida la retención de la eyaculación, la mujer volverá a introducirse el pene.

 Este ejercicio se desarrollará durante unos 25 minutos, durante al menos tres días, o hasta que se logre prolongar el tiempo de permanencia del pene en la vagina sin eyacular. 

3. Introducción vaginal del pene con movimiento. 


Una vez introducido el pene, el varón realizará movimientos pélvicos con el fin de mantener la erección, pero sin que se produzca la eyaculación, en la misma postura descrita en el paso 2. En caso de que el varón sienta la urgencia eyaculatoria se repetirá lo realizado en el paso 2. Una vez exista una adecuada duración de la penetración se le permitirá la eyaculación en esta postura. 

4. Coito en posición lateral.


La fase final del control eyaculatorio se lleva a cabo con la posición lateral, que permitirá un máximo de control eyaculatorio. El varón puede mantener movimientos pélvicos con la erección controlada. Una vez que se ha consolidado un adecuado control de la eyaculación puede pasarse a otras posturas, aunque no son recomendables aquellas en donde el varón está en posición superior, ya que provoca mayor esfuerzo eyaculatorio, por lo que siempre que sea posible deberá evitarse. 

Es conveniente que antes de proceder al coito, durante los primeros meses de control adecuado de la eyaculación, se proceda a realizar dos o tres veces la técnica de compresión. Por último se aconseja que durante seis meses se practique la técnica de compresión, al menos, una vez por semana antes del coito (las restantes relaciones sexuales durante la semana se llevarán a cabo sin la técnica de compresión). Es conveniente que se dedique un día al mes a practicar exclusivamente la técnica de compresión sin coito.

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