Una región se correspondió con los niveles autorreportados de dolor mediante el uso de una nueva técnica con imágenes
Robert Preidt
Traducido del inglés
Los investigadores británicos afirman que han detectado el área cerebral vinculada con la intensidad del dolor.
El equipo de la Universidad de Oxford usó una nueva técnica con imágenes para observar el modo en que diferentes niveles de dolor afectaban al cerebro de 17 voluntarios. La actividad en solamente un área del cerebro (la ínsula posterior dorsal) se correspondió con las valoraciones del dolor autorreportadas por los participantes.
Este método podría usarse para ayudar a evaluar los niveles de dolor en las personas que tienen dificultades para dar esa información a su médico, como los que están en coma, los niños pequeños o los pacientes con demencia, afirmaron los autores del estudio publicado el 9 de marzo en la revista Nature Neuroscience.
"Hemos identificado el área cerebral que probablemente sea responsable del núcleo de la experiencia del dolor que indicamos con un 'me duele'", afirmó en un comunicado de prensa de la universidad Irene Tracey.
"El dolor es una experiencia compleja y multidimensional, que provoca la actividad de muchas regiones cerebrales que participan en cosas como la atención, el sentimiento de emociones como el miedo, en la localización del dolor, entre otras. Pero la ínsula posterior dorsal parece ser específica con respecto al 'nivel de dolor' real del dolor mismo", explicó.
"Pudimos encontrar esta área gracias al desarrollo de un nuevo método de registro de la actividad cerebral", dijo Tracey. "Esto nos permitió observar estados cerebrales más complejos que se prolongan por periodos más largos. Al dar seguimiento al dolor que se siente durante muchas horas, pudimos filtrar más experiencias momentáneas, como las variaciones en la atención o el miedo".
En el estudio, se aplicó a la pierna derecha de 17 voluntarios en buen estado de salud una crema que contenía capsaicina (el ingrediente activo de los chiles picantes), lo que causaba una sensación de ardor. Cuando el dolor empezó a remitir, se aplicó una botella de agua caliente a la misma zona, para reavivar el dolor. Tras unos pocos minutos, se aplicó una botella con agua fría en la zona para aliviar el dolor.
Mientras se hacía todo esto, se realizaron escáneres a los cerebros de los participantes y éstos indicaban a los investigadores cuáles eran sus niveles de dolor.
Los resultados sugieren que al cambiar la actividad en la ínsula posterior dorsal, quizá sea posible aliviar el dolor que no responde a otros tratamientos, indicaron los investigadores.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: University of Oxford, news release, March 9, 2015
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