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Conoce 4 Sintomas del Angiomiolipoma renal

El angiomiolipoma renal es un tumor benigno, perteneciente al grupo de los hamartomas, localizado en el riñón.


El tumor está constituido por tejido adiposo maduro, vasos sanguíneos sin fibras elásticas y por haces de fibras musculares lisas.
El tamaño de los tumores es variable pudiendo alcanzar los 20 cm de diámetro.

Aunque puede aparecer en pacientes sanos este tumor suele estar asociado con frecuencia a la esclerosis tuberosa o enfermedad de Bourneville (80% de los casos).

La esclerosis tuberosa pertenece al grupo de las facomatosis (esclerosis tuberosa, neurofibromatosis, enfermedad de Von Hippel-Lindau, etc …), enfermedades hereditarias caracterizadas por deformaciones congénitas en piel, ojos o sistema nervioso central.


Cuando se asocia a estas enfermedades suelen darse angiomiolipomas bilaterales (en ambos riñones), mientras que en los demás casos suelen ser unilaterales y alcanzan un tamaño mayor.
Se observa con mayor frecuencia en el sexo femenino entre los 40 y 50 años de edad.

No suele producir ningún síntoma. Si apareciera alguno suelen ser:


1- Fiebre


2- Molestias tipo dolor abdominal (incluso una masa palpable al tocarse el abdomen).


3- Sangre al orinar (hematuria)


4- Hipertensión arterial



Alrededor del 25% de los casos se complican con su ruptura espontánea que produce una hemorragia retroperitoneal espontánea (síndrome de Wünderlich)


Suele ser de difícil diagnóstico, ya que no es frecuente y no produce síntomas en la mayoría de los casos.
Para confirmar su diagnóstico se emplean la Tomografía Axial Computarizada y la Ecografía, para demostrar el alto contenido en grasa que presentan estas lesiones.

El tratamiento varía según el tamaño del tumor y si este permanece estable en el tiempo o continúa creciendo. En función de las características anteriores se puede tener una actitud expectante o intervenir para quitar el tumor. Al intervenir en ocasiones hay que quitar el riñón entero si la lesión es grande.

En los tumores mayores de 4 cm de diámetro o que crezcan, se recomienda extirparlos quirúrgicamente o embolizarlos mediante radiología intervencionista, ya que evolucionan con mayor frecuencia a la aparición de otros síntomas o hemorragias.

Lesiones aisladas y asintomáticas de hasta 4 cm pueden controlarse periódicamente con ecografía o TAC cada 6 meses o un año.
En el caso de tumores bilaterales o en riñones únicos, se debe plantear primero que reserva funcional renal existe antes de decidir extirparlo, para evitar problemas posteriores de insuficiencia renal.


Imagen:  Angiomiolipoma renal bilateral.

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