A medida que el colesterol 'bueno' aumenta, disminuyen las probabilidades de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular.
Incluso entre las personas que viven hasta cumplir los noventa y muchos, las que portan una variante particular de un gen podrían ser las que más tiempo sobreviven, encuentra un estudio reciente.
La variante se halla en un gen conocido como CETP, y hace más de una década que los investigadores saben que las personas que la portan tienen más probabilidades de una vida excepcionalmente larga, más allá de los 95 o incluso de los 100.
El CETP tiene que ver con el metabolismo del colesterol, y la variante vinculada con la longevidad aumenta los niveles de colesterol HDL (el tipo "bueno") en sangre y fomenta unas partículas de HDL que son más grandes de lo normal, apuntan los investigadores.
Los nuevos hallazgos muestran que incluso cuando se observa a las personas que ya han vivido más allá de los 95, las que tienen la variante "favorable" del CETP sobreviven más tiempo, apuntó la Dra. Sofiya Milman, profesora asistente del Colegio de Medicina Albert Einstein, en la ciudad de Nueva York.
Milman presentó los hallazgos el jueves en la reunión anual de la Sociedad Americana de Gerontología (Gerontological Society of America), en Washington, D.C. Los datos y conclusiones presentados en reuniones por lo general se consideran como preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.
Los resultados amplían el trabajo que se inició en el Einstein a finales de los 90. Los investigadores del Einstein han estado estudiando a centenarios de y de cerca de la ciudad de Nueva York, todos descendientes de judíos askenazí. Han encontrado que las personas en ese grupo longevo con frecuencia portan la variante del CETP, y tienen unos niveles muy altos de HDL.
"No solo viven más, sino que también viven más sanos", dijo Milman.
La investigación ha vinculado la variante del CETP con unas tasas más bajas que la media de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular, además de una función mental más aguda en la vejez, anotó Milman. Pero dijo que el gen también podría tener otros roles aún desconocidos en el envejecimiento.
Estos últimos resultados se basan en más de 400 personas del proyecto del Einstein. Típicamente tenían 97 años de edad al entrar en el estudio, y se les siguió entre uno y 11 años, dijo Milman.
En general, los investigadores hallaron que los centenarios con la variante favorable del CETP tendían a sobrevivir más tiempo, al igual que los que tenían unos niveles de HDL relativamente altos.
Pero el HDL alto es "solo una pieza del rompecabezas de la longevidad", dijo el Dr. Luigi Fontana, codirector del programa de investigación sobre la longevidad de la Universidad de Washington, en San Luís.
Los investigadores estudian una amplia variedad de factores que pueden fomentar una vida más sana y más larga, incluyendo varios genes, la dieta y el ejercicio. Las opciones del estilo de vida "tienen efectos importantes sobre el fomento de la salud y la longevidad", aseguró Fontana.
En su propia investigación, Fontana estudia cómo las opciones de dieta, lo que incluye la reducción de las calorías, podrían ralentizar el proceso de envejecimiento. Las investigaciones con animales han mostrado que la restricción calórica puede alargar la vida, pero nadie sabe si con los humanos sucede lo mismo.
Milman se mostró de acuerdo en que el CETP y el HDL distan mucho de ser los únicos factores para un envejecimiento saludable y una vida larga. Pero comprender al menos algunos de los genes responsables de la longevidad y la forma en que funcionan es importante, enfatizó.
"En el futuro, quizá sea posible desarrollar terapias que imiten los efectos de esos genes", planteó Milman.
Las farmacéuticas ya han comenzado a trabajar en inhibidores del CETP, con la esperanza de imitar el proceso mediante el cual ese gen aumenta el HDL.
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