Caminar a paso rápido solamente durante 20 minutos al día puede reducir las probabilidades de una muerte temprana, añaden los investigadores.
Ser sedentario podría ser el doble de letal que ser obeso, según sugiere un nuevo estudio.
Sin embargo, incluso un poco de ejercicio (un paseo a paso rápido durante 20 minutos cada día, por ejemplo) es suficiente para reducir el riesgo de muerte temprana hasta un 30 por ciento, añadieron los investigadores británicos.
"Los esfuerzos para animar a que los individuos inactivos realicen un pequeño aumento en la actividad física probablemente tengan unos beneficios significativos para la salud", dijo el autor principal, Ulf Ekelund, investigador científico principal en la Unidad de Epidemiología del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Cambridge.
La reducción del riesgo se observó en personas con un peso normal, con sobrepeso y obesas, dijo Ekelund. "Estimamos que erradicar la inactividad física en la población reduciría hasta el doble de muertes que si se erradicara la obesidad", dijo.
Desde la perspectiva de la salud pública, es tan importante aumentar los niveles de actividad física como lo es reducir los niveles de obesidad, quizá incluso más, añadió.
El estudio aparece en la edición del 14 de enero de la revista American Journal of Clinical Nutrition.
"El mensaje de este estudio es claro y simple: para cualquier peso corporal, pasar de estar inactivo a activo puede reducir de manera sustancial el riesgo de muerte prematura", enfatizó el Dr. David Katz, director del Centro de Prevención e Investigación de la Universidad de Yale.
El estudio es un recordatorio de que estar en forma y delgado es bueno para la salud, señaló. "No se trata de retos dispares, dado que la actividad física que lleva a estar en forma también es un modo de evitar la gordura", señaló Katz.
Para realizar el estudio, Ekelund y sus colaboradores recogieron los datos de 334,000 hombres y mujeres. En un seguimiento promedio de 12 años, midieron la estatura, el peso, la circunferencia de la cintura y los niveles de actividad física reportados por las personas.
El grupo de Ekelund halló que una cantidad moderada de actividad física, en comparación con la no actividad, fue la clave para reducir las probabilidades de una muerte prematura.
Los investigadores estimaron que el ejercicio que quema entre 90 y 110 calorías al día podría reducir el riesgo de una muerte prematura entre un 16 y un 30 por ciento. El mayor efecto del ejercicio moderado se observó en las personas con un peso normal, pero incluso las personas con sobrepeso y obesidad experimentaron un beneficio, señalaron.
Mediante el uso de los datos más recientes de las muertes en Europa, el equipo de Ekelund estimó que 337,000 de las 9.2 millones de muertes de hombres y mujeres europeos estuvieron vinculadas con la obesidad. Sin embargo, el doble de esa cantidad de muertes podrían estar conectadas con la falta de ejercicio.
Samantha Heller, nutricionista clínica y fisióloga del ejercicio en el Centro Médico de la Universidad de Nueva York, en la ciudad de Nueva York, dijo que "si se observa el cuerpo humano, se verán las formas raras e irregulares de los huesos y los músculos. Solamente la arquitectura musculoesquelética del cuerpo humano ya muestra que se ha diseñado para moverse".
Las adaptaciones que pasa el cuerpo ante el ejercicio regular son nada menos que "sorprendentes", señaló. El ejercicio aeróbico activa el sistema inmunitario del cuerpo, mejora el funcionamiento mental, aumenta la energía, fortalece los músculos y los huesos, y reduce el riesgo de sufrir enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiacas, el cáncer y la diabetes, comentó.
"Si no nos movemos, no seremos capaces de movernos", dijo Heller. "'Me arrepiento de haber hecho ejercicio hoy' es algo que nunca ha dicho nadie".
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTES: Ulf Ekelund, Ph.D., senior investigator scientist, Medical Research Council Epidemiology Unit, University of Cambridge, U.K.; David Katz, M.D., M.P.H., director, Yale University Prevention Research Center, New Haven, Conn.; Samantha Heller, M.S., R.D., senior clinical nutritionist, New York University Medical Center, New York City; Jan. 14, 2015, American Journal of Clinical Nutrition
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