Si se aplican las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) de forma correcta e inmediata a una persona que ha sufrido una parada cardiaca se puede contribuir a salvar su vida y evitarle daños irreversibles.
La muerte súbita es la aparición repentina e inesperada de una parada cardíaca en una persona que aparentemente se encuentra sana y en buen estado.
Su principal causa es la fibrilación ventricular, una arritmia que ocasiona que el corazón pierda su capacidad de contraerse de forma organizada, por lo que deja de latir y de bombear sangre hacia todo el organismo.
La persona que sufre una muerte súbita y no es atendida rápidamente puede morir al cabo de unos minutos. Para evitarlo, es necesario estar preparado y saber atender emergencias de este tipo que puedan surgir con personas del entorno, familiares o amigos.
Maniobras paso a paso
Si una persona se queda inconsciente de forma repentina hay que actuar rápidamente. El tiempo es vital para evitar, no solo la muerte, sino también posibles daños irreversibles. Aprender a enfrentarse a este tipo de situaciones:
1. Comprobar si la persona está o no consciente, preguntándole cómo se encuentra o sacudiéndola de forma enérgica los hombros.
2. Si no responde, llamar a emergencias para que un equipo de emergencias provisto de un desfibrilador acuda al lugar.
3. Desobstruir la vía aérea para evitar la asfixia del sujeto a través de la maniobra de frente-mentón: cambiar la postura de la cabeza de la persona levantando hacia arriba la barbilla con una mano mientras que con la otra se apoya y se sujeta la frente. Acercar la cara a su boca para sentir si está respirando. Comprobar también si hay movimientos respiratorios en la caja torácica. El tiempo de ejecución de estas maniobras no debe superar los 10 segundos.
4. Verificar el pulso de las arterias carótidas en el cuello poniendo dos dedos a cada lado de la nuez. Si no hay pulso, empezar a realizar el masaje cardiaco alternando con ventilación boca a boca. Para hacer el masaje cardiaco, la persona debe estar en una superficie plana, preferiblemente en el suelo, y boca arriba. Ubícarse de rodillas a un lado de la víctima, estirar los brazos y entrelazar las manos para apoyarlas sobre el pecho de la persona desvanecida, exactamente sobre el esternón. Hacer compresiones a un ritmo de 100 por minuto. Tras cada 30 compresiones realizar dos insuflaciones boca a boca, manteniendo la mandíbula del paciente hacia arriba. Este ciclo debe repetirse hasta que la víctima recupere el conocimiento o llegue el equipo de emergencia y se haga cargo de la situación.
Fuente: Sociedad Española de Cardiología
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