Tiene una pila y un motor biodegradables que resultan inócuos. Genera vibraciones imperceptibles que estimulan el intestino grueso para facilitar la evacuación
Los laxantes convencionales pueden tener sus días contados gracias a laaplicación de nuevas tecnologías, y entre los principales beneficiarios están las personas con diabetes, que tienden a presentar a lo largo de su vida daños gastrointestinales como el estreñimiento, debido a los altos niveles de glucosa en la sangre que inhiben la función de los músculos y nervios del intestino grueso.
Para ellos, el Hospital Metodista de Houston está probando una tecnología que por medio de vibraciones aumenta los movimientos naturales del intestino.
Eamonn Quigley, jefe de gastroenterología del Hospital, explica que antes de ingerir la píldora, se debe cronometrar su motor, para que se active al llegar al colon. Cumplido ese periodo el dispositivo se activa y «empieza a generar una serie de vibraciones imperceptibles cuyo propósito es estimular al intestino grueso para facilitar la evacuación».
Antes de que el paciente se tome la píldora, se programa el tiempo en el que empezará a activarse. «Nosotros sabemos que para que la píldora llegue a ese punto pasan alrededor de tres horas, desde el momento quese introduce en la boca, recorre todo el tracto digestivo hasta el intestino grueso», afirma Quigley.
La píldora contiene una diminuta pila y un pequeño motor, que son biodegradables, inocuos, por lo que no causa ningún problema al organismo, incluso como el dispositivo está completamente sellado no existe el riesgo de envenenamiento.
La tecnología con la que se fabricó esta píldora es similar a la de la pillcam (píldora-cámara) que graba video a través del tracto digestivo o de la cápsula inteligente.
La píldora sirve una sola vez, sin embargo la prescripción sugiere que se tome una cada tres días. Se libera al momento de evacuar y no está contraindicada con ningún medicamento.
Según Eamonn Quigley, esta píldora se encuentra en fase de estudios en los hospitales Metodistas de Cleveland, Boston y Houston, además se estiman 18 meses más de pruebas clínicas antes de presentar su aprobación ante la Administración de Alimentos y Medicamentos.
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