El síndrome de Asperger o trastorno de Asperger es un conjunto de problemas mentales y conductuales que forma parte de los trastornos del espectro autista. Se encuadra dentro de los trastornos generalizados del desarrollo. La persona afectada muestra dificultades en la interacción social y en la comunicación de gravedad variable, así como actividades e intereses en áreas que suelen ser muy restringidas y en muchos casos estereotípicas.
Se diferencia del autismo infantil temprano descrito por Kanner y de otras formas menos específicas en que en el trastorno de Asperger no se observa retraso en el desarrollo del lenguaje, y no existe una perturbación clínicamente significativa en su adquisición. No hay retardo, por ejemplo en la edad en que aparecen las primeras palabras y frases, aunque pueden existir particularidades cualitativas (por ejemplo gramaticales) que llamen la atención, así como una preservación generalizada de la inteligencia.1 2 Aunque la edad de aparición y detección más frecuente se sitúa en la infancia temprana, muchas de las características del trastorno se hacen notorias en fases más tardías del desarrollo, cuando las habilidades de contacto social comienzan a desempeñar un papel más central en la vida de la persona.

No fue hasta 1994 en que el Síndrome de Asperger fue incluido en el el Manual Estadístico de Diagnóstico de Trastornos Mentales en su cuarta edición (DSM-IV), y justo ha desaparecido en su quinta edición (DSM-V) englobándose dentro de los Trastornos del Espectro del Autismo. Muchos vaivenes sin lugar a dudas, casi 40 años para que sea reconocido el trabajo de Hans Asperger, 70 años para que el trabajo de Soukhareva vea la luz, 50 años para introducir el Síndrome de Asperger en el DSM y 20 para quitarlo. Y es que en el Asperger nada parece estar claro aún. Siguen habiendo excesivos mitos y con tanto vaivén no es de extrañar. Muchas personas afirman que es sencillamente una condición, una forma diferente de entender lo que les rodea, que no es mejor ni peor, sencillamente diferente. Pero no hay lugar a dudas que estas diferencias pueden complicar mucho la vida a las personas con Asperger. Es uno de los problemas que tienen las llamadas “discapacidades invisibles”.
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