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Es menos probable que los niños de las minorías reciban lo último en la atención de la diabetes


Los expertos no están seguros sobre qué está causando las diferencias en el uso de las bombas de insulina y en los niveles de azúcar en sangre.

La atención de la diabetes tipo 1 ha evolucionado con rapidez en las últimas décadas, pero no todos los grupos raciales y étnicos parecen estar beneficiándose de los tratamientos más recientes, indica un nuevo estudio.

Los investigadores encontraron que los niños negros con diabetes tipo 1 tenían menos de la mitad de probabilidades de recibir tratamiento con una bomba de insulina que los niños blancos, y esa diferencia persistió incluso cuando los investigadores ajustaron los datos para tomar en cuenta los ingresos, la educación y el seguro de salud. Los niños hispanos también tenían muchas menos probabilidades que los blancos de utilizar una bomba de insulina.

Además, los niños negros tenían unos niveles promedio de azúcar en sangre más altos, en comparación con los niños blancos y los hispanos, hallaron los investigadores. Unos niveles más altos de azúcar en sangre pueden indicar problemas con la gestión del azúcar en sangre.

"Se ha demostrado que el uso de la bomba de insulina se asocia con [una mejor gestión del azúcar en sangre]. Y nuestro estudio es el primer paso en evaluar qué barreras existen para motivar a alguien que [pruebe] las tecnologías más recientes", planteó la coautora del estudio, Kellee Miller, directora asistente del Centro de Coordinación de la Red de Clínicas de Intercambio de la Diabetes Tipo 1, y epidemióloga del Centro Jaeb de Investigación en Salud de Tampa, Florida.

Los resultados del estudio aparecen en la edición enla revista Pediatrics.

La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune que destruye las células que producen la insulina en el páncreas. La insulina es una hormona que se necesita para ayuda a utilizar el azúcar (también conocida como glucosa) de los alimentos como combustible para las células del cuerpo y del cerebro. Sin insulina, no se puede sobrevivir.

Como las personas con diabetes tipo 1 producen muy poca o ninguna insulina, deben recibir inyecciones de insulina todos los días, o utilizar una bomba de insulina. Aunque una bomba de insulina no necesita inyecciones diarias, el pequeño tubo que administra la insulina al cuerpo debe cambiarse cada pocos días para prevenir infecciones y tejido cicatrizante.

Determinar la cantidad adecuada de insulina es muy difícil. Las personas con diabetes tipo 1 deben intentar calcular la cantidad de carbohidratos contenida en los alimentos que consumen, porque los carbohidratos se procesan en azúcar que se libera en la sangre. La cantidad correcta de insulina ayuda a que el azúcar entre en las células. Pero un exceso de insulina puede provocar unos niveles de azúcar en sangre peligrosamente bajos, según la Asociación Americana de la Diabetes (American Diabetes Association, ADA).

Pero muy poca insulina también es un problema, porque permite que los niveles de azúcar en sangre aumenten. Con el tiempo, los niveles altos de azúcar en sangre pueden provocar complicaciones graves, como enfermedad cardiaca y problemas en los ojos. Factores como el ejercicio y el estrés también afectan las necesidades de insulina, haciendo que equilibrar las dosis de insulina resulte difícil, según la ADA.

El nuevo estudio incluyó a casi 11,000 niños menores de 18 años de 73 clínicas de endocrinología en Estados Unidos. Todos tenían diabetes tipo 1, y habían enfrentado la enfermedad por un promedio de casi cuatro años. El 48 por ciento del grupo estaba compuesto por chicas. La edad promedio era de casi 12 años. Poco más del 80 por ciento eran blancos, el 7 por ciento eran negros y el 11 por ciento eran hispanos. Además, el grupo incluyó a 214 familias negras e hispanas con ingresos altos.

Casi dos terceras partes de los niños blancos tenían bombas de insulina. Poco más del 26 por ciento de los niños negros usaban esa tecnología más reciente, y ligeramente más de un tercio de los niños hispanos usaban las bombas de insulina, encontraron los investigadores.

El costo es sin duda un factor que se toma en cuenta cuando se piensa sobre el uso de una bomba de insulina para gestionar la diabetes tipo 1. El costo real varía según los planes de seguro, o en el caso de Medicaid la cobertura ofrecida por un estado en particular, pero una bomba nueva puede costar más de 5,000 dólares, según los informes publicados. Cada mes se necesitan suministros desechables como parte de la administración de la bomba de insulina.

Pero el costo no pareció ser el motivo orientador de las disparidades raciales, halló el estudio.


Los niños negros "tenían muchas menos probabilidades de estar usando bombas para la administración de insulina, incluso tras tomar en cuenta el estatus socioeconómico. Cuando lo analizamos según los ingresos anuales del hogar, el 45 por ciento de los niños de las familias negras con más de 100,000 dólares en ingresos familiares usaban una bomba de insulina. Ese fue el mismo porcentaje [de niños con bomba] en las familias blancas que ganaban 50,000 dólares o menos", anotó Miller.

El Dr. Stuart Chalew, director de la sección de endocrinología y diabetes del Hospital Pediátrico de Nueva Orleáns, escribió un editorial que acompañó al estudio. Sugirió que "a pesar de las similitudes en la forma en que se trata a los niños, nuestros sistemas de educación quizá simplemente no sean adecuados. Por el motivo que sea, parece haber algún factor intangible que aún no hemos hallado".

Los investigadores también encontraron diferencias raciales en los niveles de hemoglobina A1c de los niños, una prueba que estima los niveles promedio de azúcar en sangre en los últimos dos o tres meses, según la ADA. El resultado se expresa como un porcentaje. La ADA recomienda que los niveles de A1c en los niños sean del 7.5 por ciento o menos.

En el nuevo estudio, ninguno de los grupos cumplió con esa meta. La A1c promedio de los niños blancos fue del 8.4 por ciento. En los niños negros, fue del 9.6 por ciento. Y en los niños hispanos, la A1c promedio fue del 8.7 por ciento, encontraron los autores del estudio.

"Existe la posibilidad de que haya una diferencia biológica en la forma en que los pacientes afroamericanos responden a la glucosa", explicó Chalew. "Si se observa a los individuos no diabéticos, los afroamericanos tienen unos niveles más altos de A1c, y en las personas con diabetes tipo 2, los afroamericanos tienen unos niveles de A1c más altos. Hay algo aparte del azúcar en sangre que afecta a la A1c en los afroamericanos", sugirió.

Esa diferencia se conoce como la "brecha de glicación", según Miller. Dijo que es posible que esto tenga que ver con las diferencias en la A1c, pero "no creo que explique toda la diferencia", añadió.

El grupo de Miller diseña ahora un estudio para evaluar mejor esa diferencia. El estudio monitorizaría continuamente los niveles diarios de azúcar en sangre durante tres meses en pacientes blancos y en negros para ver cómo esos niveles se comparan con los hallazgos en la A1c.

Chalew dijo que el mensaje final es que "este estudio fue revelador y muestra que todavía quedan desafíos por delante".

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