Los problemas relacionados con los medicamentos (desde los efectos secundarios hasta un mal uso) podrían ser la causa de muchas visitas de niños a la sala de emergencias, sugiere un estudio reciente.
Los investigadores hallaron que en un hospital pediátrico canadiense los problemas relacionados con los medicamentos explicaron una de cada doce visitas a emergencias durante un año. Y alrededor de dos terceras partes de esos incidentes fueron prevenibles, concluyeron los investigadores.
Los hallazgos, que aparecen en la edición en línea del 2 de febrero de la revista Pediatrics, no significan que los padres deban temer administrar a sus hijos los medicamentos necesarios, anotaron los investigadores.
En lugar de eso, los padres (y los niños mayores) deben tener una "comprensión clara" sobre el motivo por el que se receta el fármaco y cómo utilizarlo de forma adecuada, apuntó el investigador líder, Peter Zed, farmaceuta y profesor asociado de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver, Canadá.
Su equipo encontró que las reacciones alérgicas y los efectos secundarios de los fármacos eran habitualmente responsables de las visitas pediátricas a emergencias. Pero lo mismo sucedía con el mal uso de las recetas, como cuando los niños no usaban sus medicamentos para el asma de forma adecuada, o en el caso de la diabetes tipo 1, no tomaban su insulina.
Cuando los niños tienen afecciones médicas crónicas o afecciones múltiples tratadas por más de un médico, es particularmente importante que los padres pregunten sobre el uso de los fármacos, planteó Zed.
Una farmaceuta que no participó en el estudio se mostró de acuerdo.
"Es bueno que los padres pregunten", dijo Laura Pizzi, profesora de la Escuela de Farmacia Jefferson en Filadelfia.
Los médicos ocupados quizá no entren en todos los detalles del uso adecuado o de los riesgos potenciales de un fármaco, advirtió Pizzi. Los padres deben sentirse en la libertad de preguntar al médico de su hijo o al farmaceuta que surte la receta, comentó.
Los hallazgos del estudio se basan en más de 2,000 niños y adolescentes, con una edad promedio de 6 años, que acudieron a una sala de emergencias pediátricas en Halifax, Nueva Escocia, en el transcurso de un año. En total, alrededor del 8 por ciento tenían lo que se consideró como síntomas "relacionados con los medicamentos".
Las reacciones adversas a los fármacos fueron las culpables el 26 por ciento de las veces, mientras que la "falta de cumplimiento" con una receta fue culpable en el 17 por ciento de los casos. Un 19 por ciento de los niños no tomaban una dosis del medicamento lo suficientemente alta, y en el 12 por ciento de los casos, se recetó un fármaco "inadecuado", encontró el estudio.
Los investigadores solo contaron con información sobre las clases generales de medicamentos. Los más comúnmente implicados fueron los que trataban infecciones o asma, o que actuaban sobre el sistema nervioso central, lo que incluye los medicamentos para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, para las migrañas y para la depresión.
El equipo de Zed también encontró que entre todos los niños que terminaron en emergencias, algunos estaban en un riesgo más alto de un problema relacionado con los medicamentos. Eso incluía a los niños con enfermedades múltiples o más de un médico que les emitía recetas.
Pizzi anotó que este estudio se llevó a cabo en un hospital pediátrico especializado, y que los niños tratados allí tendían a tener más afecciones de salud subyacentes, lo que los pone en un riesgo más alto de problemas con los medicamentos.
"Si este estudio se realizara en un hospital general, la proporción de visitas relacionadas con los medicamentos podría ser más baja", planteó.
Zed dijo que los médicos y otros proveedores también deben hacer su parte por prevenir este tipo de visita a emergencias.
Sugirió que deben estar atentos a recetar el mejor fármaco para los síntomas del niño, a la dosis óptima. También deben seguir a los pacientes, para asegurar no solo que el fármaco no esté provocando problemas, sino también que esté funcionando de forma adecuada, añadió Zed.
La farmacia que los padres eligen también es importante. Pizzi dijo que lo mejor es surtir todas las recetas en una farmacia, idealmente donde uno se sienta cómodo hablando con el farmaceuta.
"Ahí mismo hay un experto en medicamentos entrenado, y los consejos son gratis", dijo Pizzi.
Reconoció que en algunas farmacias concurridas, pasar mucho tiempo con el farmaceuta puede resultar difícil. "Busque una farmacia menos concurrida donde se sienta cómodo al abordar al farmaceuta", sugirió. "No dude en comparar sitios".
Zed apuntó que los medicamentos recetados no son los únicos que ameritan un uso cuidadoso.
"Los padres también pueden siempre preguntar al farmaceuta sobre los medicamentos de venta libre", comentó.
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